Una de las ciudades que están consideradas como de las más bonitas de Europa, pero además es la creadora de la cerveza pilsner de la que están muy orgullosos y de hecho, son los mayores consumidores de cerveza (con unos 160litros por cápita…lo que quiere decir que o bien los niños beben o los padres hacen un sobre esfuerzo)
Como en cualquier tour, tienes 2 posibilidades… Uno beberte toda la cerveza que te dan a probar si tienes aguante, o bien probarlas todas y saborear aquellas que más te gusten.
En total pudimos probar 6 cervezas diferentes. Empezamos con una Pilsner de toda la vida y luego nos ofrecieron 4 más pudiendo pedir una extra al final con la cena o también podíamos repetir alguna que quisiéramos.
Es tanta la cultura de la cerveza y la popularidad en Praga, que cualquier ciudadano al que le preguntes te podría explicar su historia con orgullo y detalle.
Pero lo bonito del tour de la cerveza es que puedes saborear cervezas y aprender a la par mucha cultura.
Nos explicaron que la cerveza tiene un proceso en 3 pasos:
- Malteado
- Cocción
- Fermentación
También tuvimos la oportunidad de poder oler y tocar tanto la malta como el lúpulo en su estado inicial… y si, el lúpulo huele fatal. Es una mezcla entre calcetín sudado y vómito de perro.
Además nos dieron a probar una cerveza hecha con ortiga, que sinceramente no me gustó nada, pero había que probarla porque es un sabor que a algunos Checos gusta bastante.
El tour acabó en un bar dónde nos sirvieron un svickova que es un plato típico de la república checa y que por cierto está buenísimo.
Dicho Bar era un poco antro porque estaba lleno de pintadas por todas partes, pero sin duda pudimos disfrutar del final del tour con una cerveza sin filtrar, que sería lo más parecido a un cerveza artesanal 😉