Una cerveza vasca y con esa etiqueta tan bonita que por lo visto es un símbolo étnico equivalente al Trisquel de los celtas (símbolo que interpreta el sol) no puede pasar desapercibida.

Tiene aromas muy frescos y frutales además de cítricos, pero el sabor es ligero con una carbonatación media, así que no es una cerveza que sorprenda, pero se agradece que por lo menos no sea una industrial.